Te voy a extrañar cuando ya no estes aquí...

Pues si… Eso mismo le dije a mi amada compañera hoy en la mañana, cuando me acompañó a la ducha antes de ir al trabajo… Ya llevamos juntos más de cinco años, y, para que mentirles, me ha gustado mucho estar con ella… De hecho, ni siquiera se porque no empezamos antes esta intima relación…

Como sucede en todo el mundo, nosotros tampoco hemos estado exentos de problemas… Ya saben, la inseguridad propia del inicio, los conflictos por saber quien llevaría el mando… Incluso cuando comíamos!!!… Al inicio fue una pelea tras otra… Confieso que un par de veces decidí cortarla por un tiempo, incluso llegue a pensar en la posibilidad de que eso sea definitivo… Pero, después de los arrepentimientos y lágrimas involucradas, yo siempre regresaba a ella… Y ella siempre volvía a mi!!!… No necesitaba mucho para convencerla de que regrese conmigo… Así, con el pasar del tiempo, empezamos a soportarnos mutuamente…

Tampoco faltaron aquellos que, con o sin intención, intentaron separarnos… Muchas veces escuche de mis amigos y conocidos –e incluso de mi propia familia- frases desalentadoras: “Para que la tienes si al final no sirve para nada” “Te está envejeciendo” “Qué, estás ciego??? Ella no es para ti!!!” “Ya, córtala de una vez!!!”… En fin, fueron muchos quienes dudaron –y algunos aun dudan- de ella…

Pero también tuve buenas críticas… Me gustaban las veces cuando, en algún bar o reunión, al conocer una chica linda, necesitaba romper el hielo… Y ella era el enganche perfecto!!!... A las chicas les agradaba; muchas incluso la alababan… Todas me decían que nunca habían conocido otra igual a ella, y que desearían sentirla más cerca, más junto a ellas… Al alcanzar mayor experiencia, nunca llegué a entender porque mis enamoradas de turno se portaban tan displicentes en el asunto… Si les permitían a otros –como a sus padres o hermanos- tener ese trío amoroso con ella, por qué a mi me estigmatizaban tanto por lo mismo??… Recuerdo algunas fuertes discusiones con una de estas chicas, todo por su culpa… Por suerte, siempre terminaba convenciéndolas, y poco a poco mis enamoradas también empezaron a encontrarle el gusto, y al final, terminaron amándola tanto como yo…

Por eso, hoy en la mañana, cuando me dijeron que debía dejarla por un par de semanas en el trabajo, le dije eso mientras la veía tan esbelta en el espejo… Un poco más agrandada que de costumbre, levante mi mano para acariciarla, mientras le susurraba muy suavemente: “Ahhh, mi querida barba… No sabes como te voy a extrañar cuando ya no estés aquí!!...”